Minificciones del Fin del mundo.
*Primer lugar en el IV Concurso de Cuento Acequia 2012, de la revista Va de Nuez.
PURIFICACIÓN
Cuando el Malandro tuvo su revelación acerca del fin
del mundo, comenzó su transformación y su posterior elevación. Se cambió el
nombre por uno menos juicioso. Purificación se dedicó entonces a estudiar Yoga,
Renacimientos, Alineación de Chacras, Tarot, Reiki y demás fantasías. Se mudó a
Quietotepec, un pueblito montañoso dónde podía elevarse sin tanto smog.
Mientras, en la traicionera Ciudad, todos perdían la cordura. Motivado por un
grupo de colegas, Purificación fundó una comuna espiritual a orillas de un río.
Los amigos del Malandro aprovechaban el desconcierto para robar pantallas
planas y tablets. Purificación se tomó una foto de su Aura, reafirmándose: azulindigocristal. Los Malandros,
conmovidos por el inminente final se abrazaban y lloraban, arrepentidos de
último momento. Purificación se encontraba energéticamente listo para su prueba
final. La Ciudad parecía un set de película de ciencia ficción. Pero el día del
Juicio, algo sucedió, Purificación murió aplastado por unas mulas en desbandada
que un campesino había dejado escapar para que fueran a morir en paz, como su
Dios mandaba.
NO FICCIÓN*
Consciente
de que llegaría el final, me preparé estudiando a detalle películas,
principalmente norteamericanas, que profetizaban: el fin del mundo. Ya instruido sobre el tema,
me preparé para lo peor. Los primeros días del colapso mundial los frecuentes
cortes de electricidad interrumpían mis proyecciones de clásicos: Destrucción planetaria, Invasión extraterrestre, Guerra mundial 3, Desastres nucleares 2. Sus modernos efectos especiales, tan
realistas, me paralizaban por completo. En cambio por televisión, la Cruz Roja
Internacional transmitía en vivo la inminente catástrofe. Decepcionado de las
imágenes que parecían salidas de un filme de bajo presupuesto, apagué el
televisor. Manténgase alerta, alcanzó a pronunciar el vocero. Decidí entonces
disfrutar, con calidad HD, una de mis
películas predilectas: El último de
nuestros días. Aquellas escenas apocalípticas sí eran dignas contendientes
al Oscar.